20061010

EXPRESS

El encuentro nocturno había sido fugaz pero intenso. Después de un breve trámite coloquial, mientras se vestían, bajó a abrirle la puerta y se despidieron soltando un chau al aire espeso de la madrugada. Volvió a su departamento con el sexo calmo y mientras estiraba las sábanas recorrió con su mente realentadamente cada mano posada en los lugares precisos, cada bocanada de aire después de cada mínimo beso y cada roce de las pieles húmedas y de los cuerpos desconocidos, tan cercanos y tan distantes.
Se dejó caer en la cama y encendió un cigarrillo. Siguió reviviendo la escena al mismo tiempo que el aroma del perfume del fugaz visitante se colaba entre las rendijas de la ventana y se perdía en la noche, como se debió haber perdido él tras doblar en alguna esquina. Aún flotaba en la habitación el eco de una serie de jadeos y crudas respiraciones, de la madera de las patas del somier contra el parqué hasta el grito ahogado del orgasmo apresurado cuando nuevamente cayó en la cuenta que todo lo que sabía de él era su nombre, si acaso le había dicho el verdadero.

No hay comentarios.: