20060321

Música de río / Poema II

Una mirada selecta
Y un corazón vespertino
Que va cruzando a la espera
De un largo día acabado
Hizo un cambio tardío
En aquel sol de Diciembre,
Y embebido en la miseria
Más próspera y valiente
Se lanzó al horizonte firme
A descubrir nuevos cielos.
Atravesó mil advertencias,
Dos mil señales,
Tres mil navíos
Y al cantar de los ríos
Se detuvo a oír su voz
Que tras el manto nocturno
Pretendía ser sublime
Pero tocaba tan alto
Que apenas un susurro lanzó,
Se embebió del cielo llano
Y planeo densa pradera
Aterrizó de antemano
Como un ave sin motor
Tragó tierra,
Levantó polvo
Raspó sus alas y orilló su amor
Sentado a la espera
De un nuevo día con sol.

20060315

Riiinnnggggg.....

Atendiendo a esa brisa nostalgiosa que tiene para mi el otoño con ese dejo de humedad que aún flota en el ambiente, como en aquel entonces; tras una frase dichosa, por lo completa, complementaria y concreta, tome nota del estadío que perpetuamente me acompaña como fiel y leal compañía...Ojo! en parte me consta que también él es una elección de mi parte y que así sea, no por eso dejo de caer en la cuenta: hace años...muchos años, que tras una conversación telefónica alguien me dice (o tal vez sentencia...) “...nos vemos en casa.”

Postal

Tarde gris de angares transparentes, donde crecen ortigas y donde aún las cartas llegan en bicicletas que se acodan a la verja, la niña se posa en la ventana para ver como se cuelan las gotas entre las hojas del paraíso.
El yuyo verde que aflora con cada sorbo y ese montículo de tierra fina que se dibuja en el rincón como chimenea de un gran complejo vecinal hecho a medida de sus laboriosos habitantes.
Se entrecruzan los pedales raudos del cartero hacia su próximo destino y el de la señora que viaja al almacén...y el del gordo de la mochila gris que pedalea fuerte y que parece no moverse, mientras el infantil jugueteo de un triciclo amarillo se abre paso rozando el asfalto húmedo...
Aquel señor de maletín negro que desfila debajo de su paraguas en busca de las llaves de su casa. Se intensificó la lluvia en abundante sal, mientras la niña de la ventana da vuelta su cara y la pone a contraluz del diluvio cerrando los ojos y sintiendo, tan solo sintiendo el agua golpetear en su carita sonriente, en su lágrima artificial...

Noviembre espera...

General de generales, hay un día de esos que necesita ser marcado de colorado en el mapa del paso del tiempo, pero que por favor nunca caiga domingo...Mas precisamente el general terracota necesita alguien que lo levante del ensueño de pensarse siempre adormecido, distraído por alguna batalla a la que no se dejó ir, o en la que de antemano, enarbolando la banderita blanca, se dejó vencer. Se rindió.
Hace tiempo que no hay un triste ni nublado día domingo para este soldado que sigue dando batalla a la sonrisa de sentirse un privilegiado en este mundo donde encontrarse a la vuelta de la esquina es más difícil que llegar con un frustración en el bolsillo al fin de la jornada.. Una mirada que va, otra que viene para perderse en otros ojos, una sonrisa lenta o una hincada de dientes a la persona equivocada, pero el tipo sigue...sigue...sigue. Desde aquellas calles sin fin del barrio redondo hasta éstas, no menos transitadas y un poco mas crueles por el correr de los años, que de alguna manera han dejado huella en los adoquines que se convirtieron en asfalto, el pibe avanza...recto...derecho...prolijo...
A veces se pregunta porque no torcer la cuerda o dar un pequeño puntapié al tablero, pero ya no puede...tal vez ni quiera. Noviembre fue una fecha siempre precisa en el tercer decanato del calendario para inaugurar ese día. ¿Qué prócer tiene Noviembre a estas alturas? Ninguno.
Numerológicamente el general no tiene escapatoria y ya ha transitado todas sus vidas. Esta es la última que le queda por andar y necesita dejar huella. Sabe que ya marcó con su decir a mas de uno que atentamente lo ha querido escuchar, pero también sabe que ha perdido mas de un nombre y mas de un hombre en el camino. Solo una batalla que parece eterna sigue librando: consigo mismo. Talvez no quiera vencerse o rendirse porque el día que lo haga se acabará el camino...Las excusas sobran, la nostalgia domina y el pasado lo enfrenta cada mañana con su propio presente y un próximo futuro. Pero lo importante es seguir, buscando, peleando, pateando madrugadas, pavimentando pasados y con la seguridad que en esa esquina, en aquella cuadra, debajo de aquel adoquín o en la incansable espera diaria del subterráneo encontrará a aquel ser que no lo deje partir solo...Digo partir, porque cuando ese ser sea encontrado, no quedará mucho mas por recorrer.
Entonces será éste el que tome la posta para pedirle al calendario un “Prócer para Noviembre”.